Hay varias cosas que pueden estropearse y hacer que los neurotransmisores no funcionen como deberían. En general, algunos de estos problemas son:
- Se produce o libera una cantidad excesiva o insuficiente de uno o varios neurotransmisores.
- El receptor de la célula receptora (el nervio, el músculo o la glándula) no funciona correctamente. El neurotransmisor, que por lo demás funciona con normalidad, no puede enviar una señal eficaz a la siguiente célula.
- Los receptores de la célula no captan suficiente neurotransmisor debido a la inflamación y el daño de la hendidura sináptica (véase la miastenia grave).
- Los neurotransmisores se reabsorben demasiado rápido.
- Las enzimas limitan el número de neurotransmisores que llegan a su célula de destino.
Los problemas en otras partes de los nervios, las enfermedades existentes o los medicamentos que se toman pueden afectar a los neurotransmisores. Además, cuando los neurotransmisores no funcionan como deberían, pueden producirse enfermedades. Por ejemplo:
- Una cantidad insuficiente de acetilcolina puede provocar la pérdida de memoria que se observa en la enfermedad de Alzheimer.
- Un exceso de serotonina puede estar relacionado con los trastornos del espectro autista.
- Un aumento de la actividad del glutamato o una reducción de la actividad del GABA pueden provocar un disparo repentino y de alta frecuencia de las neuronas locales del cerebro, lo que puede causar convulsiones.
- Un exceso de actividad de la norepinefrina y la dopamina y una transmisión anormal del glutamato contribuyen a la manía.
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